Hablemos de la naturaleza de Buda. Es un gran tema. A menudo solemos oír hablar de la naturaleza de Buda en las charlas sobre el Dharma. Hay dos tipos de naturaleza de Buda. Una es la naturaleza de Buda natural. La otra es la que se desarrolla. Es un poco como decir que ya tenemos dentro la semilla de un árbol, pero que con eso no basta. Hay que crear las circunstancias, las condiciones y las causas para que esa semilla crezca: el agua, la tierra, el aire, el sol, el cuidado y la dedicación. Esos aspectos son necesarios para desencadenar el potencial de la semilla para hacerse árbol. Podemos decir que la semilla de cierto modo lleva el árbol dentro, hasta podríamos decir que hay todo un bosque en esa semilla, pero es solo un potencial. Ni el árbol ni el bosque están allí, ¿verdad? Así es el potencial en la semilla. Si no creamos la causa y la condición para que la semilla crezca adecuadamente, será imposible que el resultado de ese potencial se realice. Por eso el aspecto importante de la naturaleza de Buda es el desarrollo. Si no trabajamos, si no nos esforzamos, perdemos una oportunidad. Perdemos algo extremadamente positivo en nuestra vida. Es casi como el ejemplo que Ling Rinpoche pone en sus charlas. Por ejemplo, imaginemos que de alguna manera nos encontramos en una isla aislada incógnita, de ubicación super-secreta, en la mitad de los océanos, Atlántida o Sumeria. Cuando llegas ahí, descubres que está llena de joyas, diamantes, oro, rubíes, esmeraldas y todas esas joyas valiosas que tanto valoramos. O también puedes poner como ejemplo algo que tú personalmente deseas o valoras. Llegamos a esta isla tan repleta de tanta oportunidad. Luego, nos marchamos. Regresamos al lugar del que partimos, pero no nos traemos ni siquiera una minúscula joya. ¿No lo encontráis un tantito raro? Digo, casi todos nosotros seguramente querríamos llenarnos los bolsillos con piedras preciosas o cualquier cosa de valor que encontráramos en esa isla, ¿no? Tenemos delante una oportunidad tan maravillosa de comprender la naturaleza de nuestra mente, de desarrollar nuestro potencial. Tenemos toda esta información que ha sido transmitida a lo largo de generaciones por personas que han logrado realizaciones únicas, que han entendido la técnica universal de comprender nuestra naturaleza, un mecanismo que funciona para todos. Deberíamos de querer agarrar todo lo que se pudiera, como si se tratara de esas joyas u otros tesoros de la isla. No es cosa de “Oh, esta información sirve para algunos y para otros no.” Se trata de una realidad universal o una ciencia. Necesitamos comprender y apreciar esta oportunidad única en nuestras vidas. Si no nos llevamos algo para poder servirnos de ello, sería extraño. Es por eso que el Dharma o la ciencia universal de la mente se refiere al hecho de que se sufre y que a la vez existe la solución para vencer ese sufrimiento – aun siendo la felicidad y el sufrimiento estados pasajeros, a menos que se hagan estados permanentes de la mente, cosa que puede ocurrir. El hecho de que la religión nos habla del sufrimiento y de que tenemos un problema es principalmente para meternos miedo, para que pensemos, “Oh, no me queda mucho tiempo.” Tenemos que ser conscientes de la impermanencia, de que en cualquier lugar, de repente todo cambia, constantemente. Es bueno sentir algo de temor a veces. Nos ayuda a tomar las decisiones correctas en nuestra vida, aunque tomar decisiones a base del miedo no brinda los mejores resultados. Pensando de esta forma sobre la impermanencia, nos sentiremos más motivados. Si te pones a pensarlo, nuestra mente, nuestra consciencia no tienen ni principio ni fin. El fin básicamente es alcanzar la iluminación eventualmente. Esa es nuestra meta. Es bueno tener un objetivo, decirnos, “Vale, quiero ir en esa dirección”. Sin embargo, si adónde tú quieres ir queda demasiado lejos, puede ser bastante difícil saber cómo llegar. Es bueno tener un objetivo, pero hay que ir pasito a pasito. Hay que ir despacio, despacio. Primero, debes comprender tu objetivo. Saber adónde quieres ir. Entonces, partes desde aquí, desde este momento, desde dónde te encuentres ahora. Tienes que ser realista. El Dalai Lama habla del corazón cálido. Es una manera muy práctica de entender el concepto de bodhicitta. Como mínimo es el comienzo de la comprensión. ¿Cómo se empieza con corazón cálido? Es muy difícil amar a los demás si no te amas a ti mismo. Es imposible ser paciente con los demás si no lo eres contigo mismo. Es difícil ser humilde si no eres humilde contigo mismo. Todo lo que tú desees dar empieza dentro de ti. Si no practicas estos conceptos contigo mismo, será difícil. Por otro lado, se nos hará muy fácil echar culpas a los demás. “Oh, ya he perdido la paciencia con tal y tal persona.” ¡No! No has perdido la paciencia con esa persona, la has perdido contigo mismo. Cuando pierdes la paciencia contigo mismo, es fácil culpar a los demás. La naturaleza de Buda es como un don que llevamos dentro. Siempre lo hemos tenido, pero en esta vida, tenemos la oportunidad de crear las causas para que esa semilla crezca. Es por eso que hablamos sobre estos temas. De alguna forma estamos buscando. Todos buscamos algo, ¿no? Todos estamos buscando. ¿Qué buscamos? Buscamos la felicidad. Buscamos la plenitud, sentirnos bien, felices. No es felicidad temporal la que deseamos. Queremos también encontrarle solución a nuestro sufrimiento temporal. Deseamos comprender. El concepto más básico es que la felicidad no surge del egoísmo. La verdadera felicidad proviene del deseo auténtico de beneficiar y servir. Es ahí de dónde realmente viene la satisfacción. Sientes haber logrado algo. Cuando tras gran esfuerzo realizas un gran resultado, te sientes bien. Es lo que intentamos conseguir. ¿Por dónde empezar? Los primeros pasos son la motivación y el agradecimiento. Por supuesto que hay que tener un corazón cálido, hay que sentir amor. Amor es una palabra difícil. Nos confunde a veces, quizás, porque se oyen cosas como “El amor no es bueno” o “El amor me hace sufrir.” No es amor lo que nos hace sufrir. Es la actitud de apego la que nos estorba la paz. Confundimos el apego con el amor. Eso es un error. Culpamos el amor. “¡El amor es malo!”. No, no es malo. Lo que pasa es que el apego no es una vibración de alta frecuencia. El apego se basa en una actitud egocéntrica de “Yo, mío, yo quiero, yo quiero…” Tememos perder, tememos tantas cosas. Eso crea un tipo de desequilibrio mental. Es importante ser conscientes del miedo. Cuando te decides por algo, asegúrate de que tu decisión no esté basada en el miedo. Es importante. De todas formas, espero que esto os haya ayudado resolver algunas de las dudas que quizá teníais sobre la naturaleza de Buda.
¡FALLAR ES IMPORTANTE!
Es muy difícil comprender el concepto de Buda. Prefiero intentar hablar sobre lo que significa ser la mejor versión posible del ser humano. Para mí, se trata de Su Santidad El Dalai Lama. Él es la versión más avanzada del ser humano. ¿Por qué? Porque ha trabajado a...
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