Habláis de que los verdaderos valores son valores materialistas. ¿Por qué? Sabes que es solo un concepto al que nos aferramos.
Hay diferentes tipos de aferramiento.
Hay un aferramiento que incluye un aferramiento a lo sin forma.
Hay aferramiento a las emociones.
Hay aferramiento a los estados mentales…. Ya sabes, este apego. Es como la adrenalina. A veces nos apegamos a la forma en que las drogas te hacen sentir. O incluso es como tener pareja. Cuando tu pareja está presente, experimentas una sensación. Ya sabéis a lo que me refiero. Cuando estás en presencia de tu pareja, ¿cómo te sientes? ¿Conoces ese sentimiento que te hace tu pareja? Nos apegamos a eso. Lo llamamos “Amor”.
“Oh, te amo”.
¡Oh no! Estás enamorado del sentimiento que te provoca. De lo que estás enamorado es de eso. Eso no es amor. Es aferramiento. Por eso terminamos sufriendo.
”Oooohhh, el amor es tan malo. Me hace sufrir mucho ”.
¡No, no lo hace! Es el aferramiento el que te hace sufrir. El amor no tiene esa cualidad.
El amor es incondicional. Es universal. Está en todas partes. El amor es tu cuerpo trabajando constantemente para ti. El amor es la vida que fue creada.
Sabes, es complejo precisar qué es el amor. Podemos tener una idea de lo que es.
Para mí, el amor está en todas partes. El amor lo es todo.
La evolución es amor, ¿sabes? El karma puede ser amor, de alguna manera.
No sé. No quiero crear confusión porque yo también estoy confundido acerca de esto, ya sabéis.
Es difícil clasificar el amor. Nos encanta clasificar y encasillar las cosas. De esa forma nos sentimos seguros. Nos sentimos en control.
La cuestión es que, si ni siquiera podemos controlar lo que hay en nuestro cuerpo, ¿por qué estamos tan obsesionados con controlar la vida?
Ya sabes. Fluye con el río. No te agarres a una rama. O no te agarres a una roca. No te quedes en un solo lugar. La vida esta cambiando. Es un movimiento.
Eso es el tiempo. El tiempo es solo una forma de medir el cambio. Es solo una forma de medir esa vibración. Nada más.
Sin embargo, de alguna manera, aunque toda nuestra vida se basa en los cambios, los tememos. Toda nuestra vida se trata de transformación, pero nos asustan.
Lo mejor es dejarse llevar. Lo mejor es adaptarse a lo que está sucediendo sin importar las circunstancias.
Lo mejor es aprovechar al máximo tu viaje. Al final, eso es lo que nos enseña el Dharma del siglo XXI.
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