Bueno, el trauma infantil…
Cuando has tenido un trauma, solo más tarde cuando sea posible superarlo, serás capaz de relacionarte con otras personas que han padecido situaciones parecidas. Tras haber lidiado con tu propia situación, es más fácil tener empatía y compasión hacia los demás, ¿no?
El trauma infantil es solo un ejemplo de algo en el pasado. Le damos peso para evitar enfrentarnos a nosotros mismos. Este punto hay que tenerlo claro. En este caso, usaremos el trauma infantil como ejemplo.
Por mucho tiempo yo mismo obraba de esa manera. Le daba peso a mi trauma en vez de utilizarlo para enfrentarme a mí mismo. Pensaba, “Oh, he tenido este trauma. Me pasó esto, esto y esto. Esto me ha sucedido a mí, por lo que ahora no puedo ser una persona normal. No puedo ser parte de la sociedad porque tengo esto y lo otro.”
¿Me entendéis? Me lo creía. Creyendo esto, yo mismo me cortaba las alas.
Espero que entendáis lo que estoy diciendo. Me ponía límites a mí mismo porque me menospreciaba creyendo ser incapaz de avanzar como cualquier ser humano normal… Pensaba que era incapaz de funcionar, por así decir. Tardé mucho tiempo en lograr cambiar esa perspectiva que tenía sobre mí mismo.
¿Cómo pude gradualmente sobreponerme a mucho trauma? El primer paso eran las charlas que mantenía conmigo mismo. Me decía, “OK. Si algo malo sucedió, si algo así te sucedió, ¿cómo lo transformas?”
Entonces, número uno: lo utilizas como herramienta. Lo usas como un medio. Lo usas como algo con que ayudar a los demás. ¿Véis? Si logras superar tu trauma, entonces puedes ayudar a que otros superen situaciones parecidas. Ahora, de este modo vas dándole un tono positivo. Le estás asignando un peso positivo, ¿no?
La segunda manera de transformar este trauma es a través de la comprensión. Es como… casi siempre estos traumas ocurren en la niñez. Los niños son inocentes. Entonces, cuando algo así le sucede a un niño, lo más probable es que sea un trauma transmitiéndose de una generación a otra. Es decir, es algo que los adultos no llegaron a superar y, como ellos mismos no han lidiado con aquel trauma, se lo pasan inconscientemente a sus hijos. Lo transmiten a la siguiente generación. Cuando seamos capaces de ver esto con comprensión, entonces ahora al menos aprenderemos de ello. Comprendiendo este proceso, ya no necesitamos cargar con el trauma. Podemos ponerle fin. ¿Lo véis?
Si lo usas como lastre, no aprenderás del trauma. Ya no es lección; es peso. Si lo usas como una lección, el peso entonces desaparece. Además, se convierte en algo que te va a ayudar a progresar aún mejor.
Es como… tener mejor equipo para progresar. Entonces, es cuestión de percepción. O sea, de cómo vas a usar lo que te viene en la vida para poder transformarlo a lo que necesites en un momento determinado para ayudar a los demás. Esa es la motivación. Entonces, así neutralizarás y transformarás estas situaciones.
Creo que esto es algo que debemos hacer cada día. Es un proceso.
En cuanto a mí, ya llevo 18 años haciendo terapia conmigo mismo. Me quedan probablemente diez años más, por lo menos, quizá más. No sé.
Al menos voy avanzando. ¿Me entendéis?
Si miro hacia delante, puede que me desespere pensando, “Wow, me queda tanto por hacer… estoy tan lejos de…llegar a cualquier estado mental en el que me sienta funcional, como parte de la sociedad, y sano de cabeza.”
Luego, cuando miro atrás, me digo, “Ok, al menos he llegado hasta aquí.” “He llegado a este punto.”
Lo que pasa es que todos tenemos nuestras cosas. No podemos comparar una persona con otra porque todos somos diferentes. Esto hay que entenderlo. Todos somos únicos. Tenemos perspectivas diferentes. Así es.
La empatía tiene que ver con relacionarse con todo el mundo, empezando contigo mismo. Entonces, cuanto más cultivemos valores interiores como este, más felices llegaremos a ser.
Cuanto más intentamos realizar valores exteriores como el materialismo, la información, el control, el lucro, el interés propio, la aprobación social y el poder… más insatisfechos quedamos porque somos seres de luz. Nuestra naturaleza interior es la de amor puro. Somos una forma pura, pura. Esta es nuestra frecuencia. Los valores… los verdaderos valores se encuentran en nuestro interior.
Hay muchos valores así. Digo, seguramente podéis pensar en muchos ¿no? A ver… ¿Qué valores llevamos dentro?
Amor. Pureza. Bondad. Humildad. Alegría. Presencia. Ecuanimidad. La verdad. El cariño. La confianza. Comunidad. Familia. Sabiduría. Paciencia y muchos más, ¿no?
Somos tanto. Estas son las cosas que sí puedes llevar contigo a la próxima vida. Nadie puede robarte estos valores. Nadie te los puede quitar.
Cuando los compartes, se multiplica todo. Es de lo más maravilloso, ¿no creéis? ¡Descomunalmente maravilloso y te los puedes llevar a la próxima vida!
OK, bueno, ¡gracias! Por favor, seguid enfrentándoos. Por favor, seguid intentando pero suavemente. Que no os dé un ataque contemplando cuánto queda por andar. Sentíos satisfechos por cuán lejos habéis llegado. Entonces, seguid adelante. ¡Gracias!
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