Las personas que tienen hijos se ponen en contacto conmigo a veces. Muchos me informan que, hasta que se enteraron de que iban a tener un bebé, pensaban que su práctica, sus estudios, sus meditaciones iban bien. Luego, cuando el bebé llegó a este mundo, la vida se volvió más desafiante. Entonces, a menudo tienen dos preguntas: 1. Quieren saber cuál es mi recomendación con respecto a la disciplina, y 2. ellos, también, quieren saber cómo continuar con su práctica cuando tienen falta de sueño.

Ok, entonces, lo primero es que voy a responder ambas preguntas con la misma respuesta.

Lo que es más importante, lo que quiero decir sobre los niños es que aprenderán de lo que ven. Puedes decirles 100 veces: “Sé un buen chico”. “Estate relajado.” “Come tu comida”. Ya sabes. “No grites demasiado”. “No golpees a nadie”.

Mi hijo a veces me muerde. Me duele. Yo le digo, “¡Ahhhgh, no no no!”

Luego, me muerde de nuevo. Una vez más, y le digo otra vez, “Arrgh”.

No sé dónde aprendió a morder. Yo nunca lo mordí. A veces le muerdo un poco los dedos de los pies. Él se ríe.

De todos modos, para ir al grano, si quieres que un niño sea la versión perfecta de tu idealización, entonces, sé tú el ejemplo perfecto del que pueda aprender. Asegúrate de que las personas con las que se ponga en contacto sean también un ejemplo. Eso es un reto.

Además, es un desafío si vives con tu pareja. Sabes a lo que me refiero. Muchas veces te olvidas del niño. Te involucras en tus emociones. Quedas absorbido por los dramas. La tensión comienza a acumularse. Entonces, es en este momento, como solemos decir, “La gota que colmó el vaso”, cuando, “¡Boom!” Explotas. Sientes que tienes derecho a explotar. “¡Ohhh!”

Quizás el niño lo vea y aprende de eso. Él piensa: “¡La próxima vez voy a pillar una rabieta enorme!” O va a gritar o lo que sea. Así será como expondrá su opinión porque eso es lo que aprendió de los adultos.

Recuerda lo que hablamos la semana pasada. Las acciones hablan más que las palabras.

Entonces, en cuanto a la disciplina, creo que, antes que nada, hay que ser siempre un ejemplo. Debes ser paciente. Intenta ser lo que quieres que sean. Encarna lo que quieres ofrecerles. Manifiesta lo que quiere que aprendan. Ese es el primer paso, al menos, según mi experiencia.

Luego, por supuesto, a mi hijo siempre le hablo como un adulto. Le explico cosas. No le digo, “¡No! ¡No hagas eso! ¡No! ¡Es malo!” No lo hago así.

En cambio, digo: “Oye, ¿qué te parece? ¿Crees que eso es malo? ¿O crees que es bueno?” Le digo por qué no debería hacerlo. Intento explicarle palabra por palabra como si estuviera hablando con un adulto.

Me mira seriamente. Apenas habla. Ni siquiera sé si me comprende. Aún así, continúo. En respuesta, me mira con seriedad. El resultado es que, al final, deja de hacer lo que estemos hablando. Actua como si entendiera. O sea que, deja de hacer lo que estaba haciendo.

Tal vez esté tratando de parecer bueno. Podría hacer como, “Oh, entiendo lo que estás diciendo”, algo así. “Entonces, voy a dejar de hacer lo que sea porque sé que no quieres que haga eso”.

No estoy seguro de lo que está pasando dentro de él. Lo que sí es seguro es que mi forma de manejar la situación funciona.

Lo miro directamente a los ojos. Me pongo al mismo nivel. Y le hablo: “¡Oye! Ya sabes… .” Le explico palabra por palabra en tibetano.

Su madre le habla en portugués. Ella es brasileña. Entre nosotros hablamos inglés. Va a la escuela en España, por lo que está aprendiendo español. Es un poco complicado para él pero lo está haciendo bien. Estoy muy orgulloso de él.

O sea que es lento, lento, paso a paso. No te frustres. No dejes que tus frustraciones te superen. Ten siempre fe en ti mismo. Confía en ti mismo. Cree en ti mismo. Si te estresas o tes siente abrumado, vuelve a lo que conoces. Regresa a ese lugar que tienes dentro de ti. Vuelve a esa madriguera donde te sientes protegido. Ve a donde te sientas seguro. Tienes que encontrar ese espacio interior dentro de ti, la fuente de la vida. Eso también es parte de la meditación. En cualquier momento de tu rutina diaria, puedes detenerte durante dos minutos. Respirar. Apaga tu mente. Escucha a tu corazón. Encuentra ese lugar. Sabes a lo que me refiero. Cuando abras los ojos, tendrás tranquilidad.

A veces, la verdadera paz es el silencio de la mente. Esa es la verdadera paz. Entonces, trata de encontrar eso. Puede usarlo como un medio, también, para ser el ejemplo.

Es una tarea exigente pero estamos aquí para aprender. Estamos inmersos en un largo proceso de aprendizaje. No es fácil. Aunque es difícil, es asombroso y con resultados maravillosos. Hacer este trabajo es increíble. Para mí, eso es Dharma. Ya sabes. El budismo es el amor por tus hijos y la dedicación y la ayuda que ofreces a otras personas.

No estoy diciendo que dediques todo tu tiempo y que te olvides de ti mismo. Eso no es compasión. Encuentra un camino interior. Tienes que tener un camino medio. Debes tener un equilibrio. Ámate a ti mismo. Cuídate. Procrastina un poco también. Es saludable posponer las cosas un poco, ya sabes, pero no demasiado. Tu cuerpo necesita recuperarse. Duerme bien. Come bien. Haz ejercicio.

Pase lo que pase, asegúrate de que tu percepción y actitud sean positivas. De esa forma tendrás una actitud feliz y un cuerpo sano.

El cuerpo lo absorbe todo. Si eres tóxico en tu mente, tu cuerpo se enfermará. Así es como funciona.

Quiero decir, nuestras células están influenciadas por nuestros pensamientos. Están influenciadas por nuestras actitudes. Están influenciadas por nuestras mentes. Entonces, tenemos una gran responsabilidad no solo con nuestra mente y con nosotros mismos, sino con todo nuestro cuerpo.

Por supuesto, esto afecta a todos los que nos rodean. Todos con los que interactuamos en la vida se ven afectados. O sea que no te rindas, ¿de acuerdo? Estás haciendo un gran trabajo. Puedo asegurártelo. Muchas gracias!

Solo como curiosidad mi madre tuvo nueve hijos. Ella dio a luz a nueve hijos. Entonces, no es una tarea fácil pero es posible. Ahora es una persona muy feliz, pero es una evolución. Le llevó un tiempo. Le llevó mucho tiempo llegar ahí.

He aprendido mucho de mi madre. A veces, he aprendido lo que no quiero ser cuando sea mayor. Otras veces, he aprendido lo que quiero ser cuando sea mayor. Entonces, estoy muy agradecido a mi madre.

También estoy agradecido con la madre de mi hijo. En todo el universo, esas son las únicas dos personas con las que he tenido dificultades para comunicarme.

Estoy muy feliz de haber podido llegar al punto en que tenemos una relación realmente buena. Nos amamos. Casi se podría decir que nos amamos incondicionalmente. Teníamos que hacer el trabajo. Fue un proceso muy destructivo en algún momento.

Entonces, mi consejo es:

Vuelve siempre a todas esas cualidades que tienes.

Vuelve a tu niño interior.

Vuelve al amor incondicional.

Vuelve al verdadero yo.

Vuelve a la naturaleza de la mente clara.

De esa manera, cuidarás de tu hijo y de ti mismo al mismo tiempo.

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